VISIÓN DE LA MODA Y DE LA MUJER EN EL PORFIRIATO
Para empezar, debemos saber qué es “moda.”
La moda es un fenómeno socio-cultural que surgió en Europa en los albores del Renacimiento.
La indumentaria que se usaba en el Porfiriato es un tema interesante que, en realidad, no se ha documentado tan bien como debiere.
La ropa que usaba la gente de la clase alta en tiempo de Porfirio Díaz era traída de Europa y, en su mayoría, era traída de París. En el centro de las ciudades de aquella época se comenzaron a construir casas y edificios imitando estilos que estaban de moda en Europa; y, de hecho, todavía se pueden observar en colonias como Juárez y Roma, en la Ciudad de México. También a orillas de las ciudades surgieron barrios y vecindades en los que vivía la gente de clase baja que vestía aún con trajes mexicanos; mientras que la gente rica vestía a la moda, con trajes y vestidos de Francia.
París siempre ha sido capital de moda y glamour y en ese tiempo no fue la excepción. De hecho, para finales del año 1904, un francés de apellido Poiret suprimió el corsé e impuso una tendencia completamente diferente a lo que se venía usando desde tiempo atrás.
Debemos recordar que el Porfiriato propiamente dicho, comprende los años de 1877 a mediados de 1911, cuando Díaz renuncia a la presidencia. Durante éste periodo, “El Porfiriato,” se desarrolló la industria textil de manera importante, y sus producciones se centraban en la elaboración de telas de manta y algodón.
Las mujeres que tenían dinero podían accesar a ropa de alta costura traída de Europa. Usaban como vestido: blusas, camisas, corsés (imagen 1.1) , corpiños, enaguas, crinolinas, canesús de encaje, camisolas, miriñaques, frú de seda, etcétera.
También se usaban famosos accesorios en aquella época, entre los cuáles destacaban: los sombreros, los pañuelos, los guantes, cuellos de encaje, las zapatillas, los botines, y, por supuesto, las famosas bolsas. Otro adorno importante es el crespón. Los tradicionales encajes en aquellos años denotaban la opulencia.
Usaban mucho las alhajas; entre las más famosas estaba el pendiente, que viene de una palabra francesa que se refiere a “lo colgante”.
La mayoría de la ropa tenía colores blancos o pasteles y la tela era lino u algodón. Según as mujeres de esa sociedad usaban esa ropa para resaltar belleza. Es muy importante destacar que la mujer de la segunda mitad del siglo XIX pensaba que por medio de su presencia, de su forma de vestir y de los accesorios que usaba otorgaba prestigio al hombre y era el vivo ejemplo de su éxito económico y prueba de su estatus social.
Entre las diferentes prendas que se usaban en aquellos años, destaca mucho el corsé.
El corsé es una prenda utilizada para moldear o estilizar la cintura de una mujer. Se debe mencionar que los corsés son muy incómodos y se comentaba que las mujeres llegaban a desmayarse por lo apretados que usaban los corsés; pues la delgadez de la mujer era tomada como signo de elegancia.
La edad más difícil para vestirse (en el caso de las mujeres) era de los 14 a 16 años; cuando dejaban de ser niñas y pasaban a ser adolescentes para después convertirse en mujeres.
Los zapatos que usaban eran muy adornados. Se usaba tacón pero no tan alto como hoy en día. Algo que debe de notarse es que se llegó a vender zapatos por catálogo en el Porfiriato, es decir, se traían catálogos desde Francia y demás Europa con zapatos dibujados para que las mujeres pudiesen elegir el modelo de su preferencia. (imágenes 1.2 y 1.3)
Por otro lado, las mujeres del pueblo vestían obviamente muy diferentes a las mujeres de sociedad.
Las mujeres de pueblo vendedoras de flores o de frutas, de agua o tortillas, planchadoras o tamaleras vestían enaguas de telas hechas de algodón o lana y usaban huipiles. Sin embargo, no se quedaban atrás y también usaban accesorios de acuerdo a sus capacidades; pero entre los más destacados estaban: las gargantillas, anillos de plata, aretes de calabacillas de corales ,y, el más importante de los accesorios: el rebozo. El valor del rebozo dependía de su largo y podía estar hecho de algodón o seda y se usaba de muchos colores.
Dentro de toda la gama que comprende los “rebozos” se usaban también los ponchos, las frazadas, los zarapes, las franelas y los chales.
Hacia el año de 1895, aumenta la variedad de telas a terciopelos, satines, etcétera.
Cuando a finales de 1904 se acaba con el corsé, como ya lo habíamos mencionado, la apariencia del cuerpo femenino se transforma radicalmente.
Actualmente, podríamos pensar que en aquellos años en lo que menos se preocupaban las personas era en la moda; pero de hecho en esa época nacieron muchas tendencias y estilos que hasta la fecha marcan lo esencial de la moda. En el año 1907, se empezó a distribuir una revista para damas muy famosa llamada “Álbum de Damas”, en la cual las mujeres podían encontrar diversos temas de su interés como el de la moda de ese entonces.
Gracias a esa revista es fácil darse cuenta de las influencias que marcaban la ropa femenina en ese tiempo. En la primera edición de la revista, en enero de 1907, aparece una fotografía de la esposa del Presidente Porfirio Díaz, Delfina Ortega Díaz, a quien señalan como muestra del modelo femenino de esa época. La moda parisina era la principal influencia en México, ya que se usaban diseños similares. Las forma de vestir de las personas dependían de su forma de vida, profesión, nivel social y hasta la clase de eventos a los que se presentaban.
Algunos otros de los accesorios que utilizaban eran las sombrillas, sombreros y pañuelos entre otros. De hecho, en la revista ya mencionada hay una publicación en la cual se hace una crítica a los sombreros con diversas plumas como adornos; ya que los escritores de la sección de moda consideraban que esa influencia parisina era demasiado exagerada, tanto que tendía a caer en lo ridículo.
Este ejemplo nos sirve para darnos cuenta que no sólo la gente se aferraba a imitar la moda europea; sino que también eran capaces de criticar lo que no les parecía correcto o indicado para que una mujer de su época y sociedad lo utilizara.
Si pensamos que hoy en día están muy marcadas las clases sociales, en aquellas épocas era todavía más marcado. La gente humilde, como hemos visto, no podía vestir de la misma forma que alguien con dinero; y, aunque hoy en día es igual, anteriormente, el status era y casar a una mujer con una familia acomodada era lo mejor que le podía pasar a alguna mujer.
Influencia Francesa en la moda en México
Europa tuvo mucha influencia en la moda mexicana, sobre todo en las damas de sociedad y más notoriamente durante el Porfiriato, ya que el presidente Porfirio Díaz tuvo una gran influencia de Estados Unidos y de países europeos, principalmente de Francia.
Tanto las estructuras nacionales como la indumentaria en nuestro país tuvieron muchas modificaciones debido al agrado de Porfirio Díaz a la cultura europea. También se llegó a dar un cambio en la vida artística y cultural.
Porfirio Díaz, el dictador ilustrado, fue afrancesado hasta la muerte; y no es por mera coincidencia que haya elegido morir en París cuando podía haberlo hecho en España.
Vestidos de moda, así como corsés o accesorios, se usaron por las mujeres de sociedad durante la época del Porfiriato. Es importante mencionar que en esa época era de suma importancia saber diferenciar qué tipo de ropa se usaría para cada ocasión; los domingos, las personas usaban lo mejor que tenían, tanto hombres como mujeres salían a pasear al parque, a misa o a dar un paseo. Hoy en día no es tan común que hagamos eso, pero en aquellos tiempos la forma de vestir era muy importante para distinguirse en sociedad; en ese tiempo las mujeres tenían pocas distracciones y una de ellas era pasar tiempo en la modista haciéndose nuevos vestidos. Lo que es fascinante del tema es que se traían revistas de Europa con dibujos o fotografías del último grito de la moda en París y, así, las mujeres de la anterior joya de España podían mandar traer la ropa o los zapatos que más les gustaran desde Europa.
En Francia, como ya se ha mencionado anteriormente, se usaba ropa muy exagerada e incómoda y aquí en México no fue la excepción. En Francia los colores mas usados en la ropa para las damas de sociedad por lo general eran colores muy sencillos y poco llamativos. Se usaba mucho el blanco y colores pastel, para adornar se usaba encaje y crinolinas.
Las pelucas eran utilizadas tanto en hombres como en mujeres,;sin embargo las mujeres en algunas ocasiones preferían realizar sus propios peinados aunque eran muy grandes y laboriosos. También se usaron hombreras.
En Francia se usaban crinolinas debajo de los vestidos para que les diera más vuelo a sus fabulosos vestidos; la crinolina fue la primera moda francesa tratando de simular una muñeca de porcelana. En Francia lo que los modistas trataban de imitar era a muñecas de porcelana, perfectas y con mucha curva, obviamente el maquillaje también influía mucho. Las mujeres de México que tenían mucho dinero en aquellos tiempos eran de piel clara por la ascendencia que tenían; era poco común ver personas de tez morena formar parte de la élite en aquellos tiempos. Gracias a esto, era más fácil poder imitar el modelo francés de muñeca de porcelana.
El paraguas lo utilizaban las mujeres para cubrirse del sol cuando salían a la plaza (imágenes 1.4 y 1.5) y las modistas los hacían con la misma tela de sus vestidos, haciéndolos parte del conjunto incluyendo una pequeña bolsa en la que cabían apenas unas pocas monedas. Los sombreros también formaban parte de su conjunto, eran sombreros muy extravagantes y la mayoría eran traídos de Francia.
Los escotes eran discretos, pero provocativos y aquellos escotes de hombros eran muy utilizados por las damas de compañía.
El corsé en las mujeres de sociedad era forzoso desde muchos años atrás; moldeaba las figuras de las mujeres dándoles una cintura extremadamente pequeña con el frente recto; sin embargo, como anteriormente lo hemos mencionado, era muy incómodo para ellas.
Una de las cosas que más sorprenden en la ciudad de México era la persistencia de la huella francesa en la vida cotidiana. No sólo se puede ver en la arquitectura, recordando el Paseo de Reforma, sino también en fotografías de aquellos tiempos; además podemos observar la forma de vestir de las personas de aquellos tiempos.
Francia fue el país que más influencia tuvo en la moda en México. La mayoría de las telas eran traídas de Europa y muchos modistas franceses se vinieron a México.
Durante esta época también existían revistas de moda como “Álbum de Damas”, ya antes mencionada, en donde se escribían las últimas tendencias y opinaban sobre la moda en Francia y cómo mejorarla en México.
La visión y el papel de la mujer en la sociedad del Porfiriato
Las virtudes más estimadas en las mujeres eran: la obediencia, la abnegación, la fidelidad, la resignación, el amor, la dulzura, la honestidad y el pudor.
En ese entonces se creía en el “mito de la verdadera mujer,” según el cuál, la mujer tenía que ser pura, recatada, dulce, modesta y bella como recurso indispensable. Véase Alfonsina Pérez “La mujer verdadera”, en El Hogar, año XVII, núm. 7, México, 12 de febrero 1911, p.11
Las mujeres fueron el centro del grupo doméstico; es decir, en torno de ellas giró la familia que, a la vez, fue el espacio social y cultural privado.
Las mujeres eran consideradas sólo como un cuerpo y su función era la de ser una esposa idónea o adecuada; además de que las mujeres se casaban porque era una forma de mantener una vida estable con una sola persona y porque deseaban una casa, hijos, bienestar material y seguridad. Dentro de las cualidades del ser femenino se incluía el buscar el amor del hombre, ser monógama.
La sublimación de la maternidad sirvió para calificar la dignidad y el sentido de utilidad de la mujer, al igual que la garantía de la familia constituida en la sociedad burguesa.
La mujer se diferenciaba en cada clase social. La mujer de alta sociedad o clase alta sólo se dedicaba a la vanidad y a “superficialidades;” La mujer de clase media tenía que buscar un lugar en la sociedad, y la mujer de clase baja era la más desprotegida.
La sociedad creó modelos y funciones para dos tipos de mujeres:
Una privilegiada y ociosa.
Otra desposeída y con una sobrecarga de trabajo.
Era importante la manera en que la mujer se desenvolvía: sus ademanes, sus gustos, su comportamiento y sus actividades en forma individual como social.
Es importante comentar que a la mujer de clase media y alta se le enseñaba desde muy pequeña a amarrar el corsé, sentarse a la mesa y los gestos de educación.
Se sostuvo que el espacio que correspondía a la mujer era el privado como la sexualidad, la vida familiar, la transmisión de prácticas, comportamientos y valores adscritos a dicho.
Esas ideas tuvieron para algunas mujeres repercusiones que dieron por resultado una nueva concepción de su naturaleza, y una perspectiva más precisa de la función que debía desempeñar: la de ama de casa.
El papel fundamental de la mujer como madre y esposa era reforzado con: manuales de urbanidad, revistas femeninas, imágenes publicitarias, novelas de folletín para señoras y sermones repartidos en forma de hoja suelta y que llegaban al público femenino que describía las costumbres y los rituales, las distracciones y las modas[1]. Algunos ejemplos de éstos son:
El Manual de Urbanidad: Tratado pormenorizado de reglas y comportamientos, no sólo para la mujer sino para todos los miembros de la sociedad.
Cosmos: Considerado el primer “magazín” que se publicó en México.
El Álbum para Damas y El Hogar: Revistas femeninas.
EL MANUAL es un texto en donde la señora Lourdes Alvarado analiza el problema al que era sometido la mujer en ésta época, estableciendo 3 lineamientos:
La dependencia material de la mujer
La estabilidad de la familia
La subordinación jerárquica de los sexos
Por lo que dice, la participación de la mujer era concebida como nula, restringida y dependiente en el ámbito público y privado.
En ésta época surgía en Francia la liberación de la educación para mujeres. Gracias a la Revolución Francesa en México se empezó a entreabrir una puerta para la educación intelectual de las mujeres mexicanas, una pequeña puerta que intentaba dejar atrás el hecho de que la sociedad masculina no quería que las mujeres se “contaminarán” del conocimiento universal y que debían conservarse puras y por lo mismo, ignorantes. 1
Se pretendía educarlas dentro de los roles establecidos para el progreso y prosperidad de la nación “adaptando” la educación a su posición en la sociedad. Cabe resaltar que conforme la mujer se fue educando empezó a demandar respeto y a tratar de crecer expandiendo sus horizontes. Se aceptó la educación hacia las mujeres ya que consideraban que se les debía educar para ser buena madre, esposa e hija.
La igualdad de sexos en ésta época no era fácil de imponer debido a las ideas de positivismo, las cuales hablaban de la importancia de mantener la unión familiar para que la sociedad marchara adecuadamente. Sin embargo, en camino a la revolución se habla también de la mujer; de hecho, Ricardo Flores Magón invita a las mujeres a participar en la revolución con las siguientes palabras:
Si el hombre es esclavo, vosotras lo sois también. La cadena no reconoce sexos; la infamia que avergüenza al hombre os infama de igual modo a vosotras. No podéis sustraeros a la vergüenza de la opresión; la misma garra que acogota al hombre os extingue a vosotras, necesario, es pues, ser solidario con la gran contienda de la felicidad. ¿Que no entendéis d epolítica? No es esto una cuestión de política, es una cuestión de vida o muerte.[2]
Aunque en el Porfiriato la mujer luchó por lograr un lugar privilegiado en la sociedad, la gran mayoría se mantuvo apegada a su único espacio y rol: el hogar y la reproducción.
Debido a la desastrosa economía de México, la continua desestabilidad política, y las constantes invasiones extranjeras, que el gobierno reclutara temporalmente a la mujer de élite para ayudar a administrar instituciones municipales. Fue así que la mujer empezó a organizarse como grupo a favor de las demandas y necesidades de la población mexicana, tomando lugar en los asuntos públicos.
Surgieron diversas instituciones como las organizaciones de caridad y la Junta de Señoras de la Casa de Cuna.
La expansión de las opciones para la mujer no sucedió inmediatamente y tampoco alcanzó a todas las mujeres; la vida de la mujer seguía girando en torno a cuestiones religiosas, responsabilidades familiares y a la administración del hogar.
Lo que influyó mucho en la moda y en su imagen fue la prensa, que día a día llevaba información a la población; así se hizo un vínculo entre las corrientes culturales en boga, los nuevos modos, y los productos de importación. Gracias a esto los citadinos imitaban las formas de vida de las ciudades de Europa.
Se aceptaba la presencia de la mujer en el mundo del trabajo, pero sólo como costureras, maestras, obreras y sólo mientras se casaban o como respuesta a una necesidad económica; ya que en esa época no era una función de realización personal de la mujer.
Aquí se presenta lo más importante del Manual de Urbanidad escrito por Manuel Antonio Carreño, relevante a nuestro tema:
Primero con el aseo de los vestidos.
Jamás nos será lícito omitir ninguno de los gastos y cuidados que sean indispensables para impedir el desaseo, no sólo en la ropa que usamos en sociedad, sino en la que llevamos dentro de la propia casa, no importando la clase social.
No llevarlos rotos ni atajados.
Cambiar los vestidos por transpiración, ya sea por ejercicio físico o el clima, entre otras razones.
La falta de aseo en una pieza cualquiera del vestido, desluce todo su conjunto.
No descuidar la limpieza en el calzado. La gente de sociedad siempre debe llevar el calzado limpio y con lustre.
No debe conservarse por mucho tiempo un mismo pañuelo.
No abusar de los perfumes o aguas de colonia.
Es una vulgaridad llevar cosas finas en momentos inoportunos.
Más propio y más aseado el dar la mano o el beso en la mano de la mujer con el guante puesto.
No podía una señora llevar en la tarde el traje propio de la mañana, o viceversa.
El vestido que se lleve al templo debe ser severamente honesto y tan sencillo cuanto lo permita la dignidad personal y el respeto debido a la sociedad; nada de aguas o esencias cuya fragancia llegue a percibirse por los demás concurrentes. Deben omitirse todos los afeites o adornos que desdigan la santidad del lugar, y de la humildad y recogimiento que ha de manifestarse siempre ante la Majestad Divina.
Es muy elegante y decente, en todas ocasiones, el uso de los guantes.
Las mujeres de luto, deben omitir en sus vestidos todo aquello que pueda comunicarles algún carácter de lujo.
En los grandes conciertos y funciones de ópera llevan las damas que asisten a palcos y plateas, traje de noche escotado, desnudos los brazos, y luciendo joyas. En la luneta, el traje es menos escotado.
A las veladas musicales y artísticas asisten las damas con vestido de cena (medio escote) sin sombrero y con alhajas.
Para los bailes de gala y recepciones oficiales de noche llevan las damas vestido escotado, con los brazos y espaldas desnudos, y luciendo abundantes joyas. Capa bordada, abrigo y pieles, según lo exija la estación.
Tratándose de cenas de gran etiqueta, las damas concurren con trajes de noche escotados, con peinados sencillos.
A los almuerzos debían concurrir los invitados con trajes de visita.
En las partidas campestres se presentan las damas con vestidos elegantes de ciudad.
Para los tés, las damas debían llevar trajes de tarde, y también para cenas no muy elegantes las damas llevaban lo que hoy conocemos como “vestidos de coctel”.
En las bodas, el traje de la novia tenía que ser blanco, y las damas de honor tenían que usar vestidos de uniforme corte y color. Aún en las clases sociales más modestas se imponía en esta ceremonia el vestido blanco de la novia.
Sin olvidar los diferentes tipos de bailes:
Los bailes blancos: conocidos así por el hecho de que las mujeres iban vestidas de blanco, estos bailes eran para solteros, para despedir a alguien que se iba de viaje o se iba a casar.
Los bailes rosas: en los cuales las mujeres tenían que ir de rosa y los que eran antítesis de los bailes blancos, debido a que a éstos sólo se les invitaba a los matrimonios o próximos a casarse. En resumen, el vestido era la prenda más importante de una mujer. Buenos accesorios no rescatan un mal vestido.
Después de este análisis de la moda femenina, se pueden deducir diversas conclusiones.
La mujer y la moda van de la mano. No hay una fecha específica que nos indique el momento en que la mujer empezó a dar importancia de lo que vestía; quizá sea porque, siempre le ha preocupado. La vestimenta de la mujer (y de muchos hombres también) no se agota en cubrir las necesidades. Si hay el recurso económico, siempre se verá por algo más allña: un lujo, una moda, una comodidad, etc.
La moda ha sido un aspecto que ha ayudado a diferenciar las clases sociales de una manera bastante obvia. Quizá no deba ser este el objetivo de la moda, sino el gusto y el placer en sí; lamentablemente, no ha sido así.
Las personas han tenido que someterse a la moda para pertenecer a un grupo social. La mujer ha tenido que soportar la incomodidad para decirle al mundo, a través de la ropa, su valor e importancia.
No podemos negar que la moda ha sido y será todo un fenómeno a través en la historia. El hecho de que en la ropa haya tanta diversidad de diseños, colores, telas, y, por lo tanto, costos será un indicador y un diferenciador para la persona que lo está usando.
Sin embargo, no todo de la moda es malo. Analizar la ropa, las telas y los estilos de ropa que se usan en una época de la historia son eso: parte de la historia. Podemos deducir y obtener más información a partir de la ropa que se usaba. Podemos hablar de comercio si la ropa empieza a hacerse de una tela de la que sólo se hacía en otra parte del mundo. Podemos hablar de una influencia francesa si los modelos son similares. Podemos hablar de la mujer dependiendo de lo que usaban.
Bibliografías:
Libros:
BENITEZ, Fernando, Historia de México, Salvat Editores, S.A., Barcelona, 1984, págs. 86, 103,105, 110 y 112.
DE BARROS, Cristina, Marco Buenrostro, Vida cotidiana Ciudad de México, Fondo de Cultura, CONACULTA, México, 2003, págs. 63, 92-109.
¿Quién es quién? Mujeres mexicanas, Editorial Antena S.A., 1997, págs.30-32.
Locura y mujer durante el Porfiriato, ed. Círculo Psicoanalítico Mexicano, México, 2001, págs. 72-87.
Revista:
Álbum para damas. Revista Quincenal. Año IV, núm.1. México:
1907, enero págs. 17-39
1907, julio págs. 5-19
Periódico:
El Diario. Periódico. Sección de Moda. México:
1909, 14 Octubre - 23 Octubre.
1910, 2 Marzo - 6 Marzo.
HYPERLINK "http://www.protocolo.org/familiar/virtudes_modales_y_educacion/el_manual_de_carreno.html"http://www.protocolo.org/familiar/virtudes_modales_y_educacion/el_manual_de_carreno.html
redhttp://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/311/31100902.pdf
HYPERLINK "http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/lri/rojas_g_i/capitulo2.pdf"http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/lri/rojas_g_i/capitulo2.pdf
HYPERLINK "http://historiadoresdelaprensa.com.mx/hdp/files/118.doc"http://historiadoresdelaprensa.com.mx/hd…
Sobre el ideal de la mujer véase “Artes especiales para la mujer”, en Álbum para Damas, Revista Quincenal, año IV, núm. 1, México, enero de 1907, p.8. Véase, Meter Gay, La experiencia burguesa. De Victoria a Freud 1. La educación de los sentimientos, México, Fondo de Cultura Económica, 1982, passim.
Véase El Colmillo Público, El Mundo Ilustrado, La Esperanza y a Manuel Carreño, Manual de urbanidad…,op.cit.
[1] Ríos de la Torre, G. (2004). Moral Social. En Idea de la mujer a través de la prensa porfiriana. Recuperado Marzo 1, 2004, from http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:HnNtYaHnkUgJ:historiadoresdelaprensa.com.mx/hdp/files/118.doc+la+mujer+en+el+porfiriato&cd=9&hl=en&ct=clnk&client=firefox-a
[2] INHERM, Nuestra Constitución, op. cit., p. 28.
no se pueden ver las imágenes a las cuales hacen referencia, por lo demás excelente.
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